
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
La lección de hoy invita a resaltar la misión que tiene la Mujer en el Matrimonio en el papel de la procreación. Para ello les contaremos otra historia real, la cual no es exclusiva de los protagonistas, sino que sucede en cada Matrimonio que se precie de serlo.
““Les comento que ya tenía 3 hijos: 2 mujercitas y un varoncito. Mi esposa y Yo ya nos sentíamos realizados con esta Familia que Dios Nuestro Señor nos había dado.
Mi Esposa y yo refiriéndonos a un posible 4to. hijo, seguido bromeábamos diciendo que aún faltaba el “pilón”. O decíamos que “nos espera un negro por-venir”
Mi hija la menor ya tenía más de 7 años de edad cuando, fuera de todas las posibilidades, mi Esposa me comunicó que íbamos a tener una boca más que alimentar.
Las bromas ya no lo parecían tanto, ya que por la edad de mi Esposa, pudiera existir cierto riesgo con su nuevo embarazo.
Y dicho y hecho, su embarazo resultó de muchos cuidados precisamente para minimizar las complicaciones.
Este embarazo si me tocó sufrirlo junto con mi Esposa más que los otros 3. Me di cuenta muy cercanamente de toda la maravillosa y al mismo tiempo penosa transformación física, mental y emocional que padecía la humanidad de mi Esposa.
–Me di cuenta que solamente el cuerpo femenino es capaz de soportar ese peso extra por 9 meses. Mis más sinceros respetos a mi Esposa por tan loable resistencia.
–La Mujer comparte también por nueve meses los nutrientes con ese nuevo ser que presiona sus órganos y ocupa toda su mente.
En fin que esos 9 meses sí fueron diferentes y mi Esposa sí se vio más exigida en sus facultades físicas para sobrellevar toda esta gran temporada de cambios.
Después de una accidentada espera se llegó el día del alumbramiento, por alguna extraña razón a mi Esposa no le hizo efecto la anestesia local, así es que aguantó el dolor que le querían evitar.
Algo que nunca voy a olvidar, ese recuerdo que atesoro mucho: El medico salió un momento del quirófano para mostrarme a ese niño con la piel sangrante, el cordón umbilical colgándole por un lado, y lo más extasiante: “lleno de Vida”. Ese negro por-venir ya tenía forma y movimiento.

Definitivamente creo que para que se dé el milagro de la Vida humana, la mujer arriesga literalmente su Vida en cada alumbramiento. Literalmente se da en cuerpo y Alma para que su bebé reciba este Don.
Nuevamente pensé para mis adentros, ¿con qué se paga todo ese Amor? ¿Con qué se paga todo ese sacrificio? ¿Qué induce a una Esposa a demostrar con hechos lo que siente por su Familia? Esto no merece otro nombre más que Amor Verdadero y Auténtico.
–Un Amor que comparte su sangre sin saber si habrá un mañana para Ella.
–Un Amor que comparte su vida sin saber si Ella volverá a ver el sol.
–Esta clase de Amor, ¿Lo intuyen los recién casados?
–Probablemente sí, pero no basta con intuir, sino que lo tienen que sufrir para afianzar su relación””.
¡Que Dios todopoderoso te bendiga a Ti y a tu pareja!
Señor Jesucristo, hemos pasado mucho tiempo sin confiar en Ti, pero hoy queremos decirte que eres nuestro único Dios y ponemos en Ti nuestra esperanza.