
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Iniciamos este tema con la definición de un concepto que nos va a ser muy útil conocer su significado:
“La Devoción es un sentimiento de profundo Amor, Respeto y Admiración inspirado por la dignidad, las Virtudes y los Valores de una persona”.
De la cual podemos sacar una conclusión interesante:
–Una persona que practica las Virtudes y los Valores es digna de profesarle Devoción. O sea sentir por esa persona Amor, Respeto y Admiración.
Lo cual es precisamente lo que experimentamos con el Amor Conyugal: una Devoción mutua entre los Cónyuges, a prueba de cualquier adversidad o desavenencias.
O sea que para asegurar que nuestro enamoramiento inicial trascienda hasta el grado de Amor Conyugal y Devoción, en lo primero que debemos concentrarnos es en la posesión y la práctica exitosa de los Valores y Principios Universales.
–De aquí la importancia de haber recibido de nuestros Padres una educación basada en los Valores y Principios Fundamentales.
–De aquí la importancia de saber mutuamente más acerca de cómo fuimos educados en nuestra infancia y adolescencia, etapas en las cuales se define nuestra personalidad de acuerdo a los Valores y Principios inculcados y adquiridos.
Y para llevar un orden en esta revision, quizás deberíamos empezar por saber que tanto practicamos las Virtudes mencionadas en la Cita Bíblica presentada: Sabiduría 8, 7.
C.I.C. # 1805: “Cuatro virtudes desempeñan un papel fundamental. Por eso se las llama “Cardinales”; todas las demás se agrupan en torno a ellas. Estas son la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza. “¿Amas la justicia? Las virtudes son el fruto de sus esfuerzos, pues ella enseña la templanza y la prudencia, la justicia y la fortaleza” (Sb 8, 7). Bajo otros nombres, estas virtudes son alabadas en numerosos pasajes de la Escritura”.
C.I.C. # 1834: “Las virtudes humanas son disposiciones estables del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Pueden agruparse en torno a cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza”.
C.I.C. # 1835: “La prudencia dispone la razón práctica para discernir, en toda circunstancia, nuestro verdadero bien y elegir los medios justos para realizarlo”.
C.I.C. # 1836: “La justicia consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido”.

C.I.C. # 1837: “La fortaleza asegura, en las dificultades, la firmeza y la constancia en la práctica del bien”.
C.I.C. # 1838: “La templanza modera la atracción hacia los placeres sensibles y procura la moderación en el uso de los bienes creados”.
Hombre y Mujer Comprometidos: tomemos como base estas 4 Virtudes Humanas Fundamentales y empecemos a crecer con ellas, démosles la gran importancia que tienen y luchemos por practicarlas hasta hacerlas parte muy arraigada de nuestra personalidad.
¡Pidamos al Espíritu Santo que nos guie y nos proteja en todo momento!
¡Que Dios todopoderoso te bendiga a Ti y a tu pareja!
Virgen María Santísima, aquí estamos abiertos a tus enseñanzas, incúlcanos la Sabiduría y los Valores necesarios tal y como lo hiciste con Nuestro Señor Jesucristo para llevar a nuestro barco, con nuestra Familia a un Feliz arribo en el puerto de la Salvación. Por nuestra parte te honraremos obedeciendo tus mandatos y designios, Amén.