
En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Hombre y Mujer Comprometidos, el día de hoy tenemos unas preguntas para ustedes:
–¿Conocen a Nuestro Señor Jesucristo? ¿Saben que murió por nosotros en la Cruz?
–Cuando se dice nosotros es por todos los Hombres y Mujeres de todos los tiempos, pasado, presente y futuro. De todas las razas y credos, solo se requiere que lo ames y lo hagas libremente tú Señor.
–¿Saben que en esa muerte de Cruz derramó hasta la última gota de su sangre?
–Nunca escatimó en su sacrificio, 40 días de ayuno total en el desierto, toda su sangre derramada, toda su piel arrancada, literalmente era una llaga caminando, la peor muerte de cruz de la historia, de repente toda la gente lo desconoció o se puso en su contra, se sintió muy solo al punto de decir: San Mateo 27, 46: “Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has abandonado”. Esta es palabra de Dios.
–Pero su presencia no acabo allí, Él resucitó y por lo tanto es un Dios vivo que espera que le abran su corazón para morar ahí por siempre.
–Una de sus tantas promesas dice así, San Mateo 28, 20: “Por mi parte, Yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” Esta es palabra de Dios.
–Dirigida para todos los que lo aman, pero principalmente para el Esposo y la Esposa consagrados a Él.
Como se dijo en una lección anterior, pero vale la pena recalcarlo aquí: con Él o sin Él, nosotros también llevaremos una cruz en esta Vida. Es nuestra decisión muy respetable, si no lo tomamos en cuenta.

No hay duda que Jesucristo Nuestro Señor ya tuvo su cruel experiencia de llevar una cruz a cuestas y lo único que quiere es que ustedes, Hombre y Mujer comprometidos lo amen y le permitan ayudarlos a fortalecerse en las pruebas y en la lucha diaria para que puedan cargar la cruz de ustedes.
–¿Quién hace por ustedes algo tan excelso como eso?
¡Que Dios todopoderoso te bendiga a Ti y a tu pareja!
Señor, ayúdanos para ayudar, danos fuerzas para perseverar y pon en nuestra boca las palabras precisas, en todo momento, para alentar, motivar y entusiasmar a nuestro futuro cónyuge.