Intimidad y Sexualidad

En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.

Dora Tobar, PHD

La característica esencial del Amor Conyugal es su condición de entrega total de la Vida, con el propósito de constituir una comunidad de personas que se dan mutua seguridad, placer, compañía, consuelo y apoyo.

Es más, el grado de complementariedad y beneficios de la sexualidad tiene que ver con el grado de intimidad que la pareja ha alcanzado en los diferentes aspectos de su Vida.

Esto es, con el grado de comunicación, de confianza, de respeto, de trato delicado y con la solidaridad y mutuo apoyo en su convivencia diaria.

La gran mayoría de los problemas que afrontan las parejas en la cama, tiene que ver con su intimidad o trato en la Vida diaria.

Para mejorar el nivel de intimidad, una pareja debe por eso tener en cuenta, al menos  lo siguiente:

1.-La intimidad supone aceptación: Aceptamos a nuestro cónyuge cuando le hacemos sentir que, aun sabiendo sus defectos y limitaciones, tanto de carácter como físicos,  ella o él, es la persona más importante en nuestras vidas y que por eso, puede contar siempre con nosotros.

 2.- La intimidad supone confianza: Para ello, es preciso partir de un acto de fe fundamental: creer que en ningún momento el otro tiene la intención explícita de ofendernos o hacernos daño.

La falta de confianza puede en cambio obstaculizar todos los niveles de comunicaciones tanto emocionales como corporales.

Hay parejas que se sienten muy incómodas en la intimidad porque su cónyuge tiene mal aliento y tiene pena de decírselo.

Gracias a la confianza las parejas deben poder decirse qué caricia les agrada más y cuál en cambio no les agrada o les satisface.

Esa confianza debe poder dar igualmente a la pareja la libertad tanto de poder sugerir tener una relación como poder negarse a ella porque no se siente con ganas de hacerlo, sin que esto lleve al otro a pensar que lo están rechazando o que no lo aman.

3.- La intimidad supone la ternura: La ternura se compone de gestos o palabras generosas con las cuales una persona acaricia no sólo el cuerpo sino también el alma de la otra persona.

-Son esas miradas de admiración

-Esa guiñada de ojo que le levanta el ánimo.

-Son las flores

-Es el abrazo de consuelo o de compañía.

-Los “piropos” o frases de halago

El poder de la ternura es tal, que podemos decir que es el mayor y mejor afrodisíaco, no sólo porque motiva a las caricias, sino porque mantiene a la pareja enamorados.

Por todo esto es claro que “hacer el amor” es mucho más que ir a la cama.

Es desarrollar en todos los aspectos de la comunicación y convivencia las posibilidades de entrega e intimidad de las cuales Dios nos ha hecho capaces, y que con su gracia podemos siempre mejorar.

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